Cambiar a energías renovables es el futuro y si MEXICO se aplica, Tesla nos haría los mandados. Eso es lo que muchos pensamos al saber del potencial del litio en nuestro país… hasta que escuchamos al presidente rechazar esta oportunidad, porque como que suena muy neoliberal y ser retrógrada es lo de hoy con la 4T, pues no va.

Se le viene una oportunidad sin precedentes al gobierno de México, gracias al hallazgo del yacimiento de litio más grande del mundo en Sonora (243.8 millones de toneladas). Este metal se usa para tratamientos de trastornos de bipolaridad y depresión, para el mejoramiento de aluminios y aceros y como una pieza clave en la nueva era de las energías renovables, como medio efectivo de conducción y almacenamiento de energía.

México tiene dos grandes ventajas para ser el mero chingón en energías renovables dicho ayer en la mañanera por el titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Victor Manuel Toledo. Uno es el litio y el segundo es que el potencial de captación de energía solar gracias a que, básicamente porque el sol se deja sentir recio en todo el país.

Sin tanto rollo, sin tanto daño al medio ambiente como con el petróleo y el carbón, lo que sugiere el académico, funcionario y Bilbo Baggins mexicano, es desarrollar una industria en torno a estos recursos, e incluso se planteó que el gobierno incursione en ramo de autos eléctricos.

El lenguaje corporal del presidente dejó ver un poco de rechazo a lo dicho por Toledo (es que cómo va a ser que el petróleo no sea nuestro mero mole), y hoy, nos deja ver su lado más energético, su lado retrógrada.

Pobre criterio del Presidente López Obrador y de su gobierno respecto al litio y energías limpias. Que es un gasto muy alto ¡y que hay que ser realistas porque lo primero es la refinería de Dos Bocas!

Se puede estar perdiendo la posibilidad de que México sea potencia energética y no es para menos.

Ay, nomas les digo que hasta lo Emiratos Arabes le están apostando a la energía solar. ¿Y adivinen con qué se colecta? Baterías y paneles con litio.

La mina de litio en Sonora significa que les podemos vender litio a todo el mundo en el más cutre de los casos, pero reducir su aprovechamiento a ello y/o dejarlo a particulares podría significar que ocurra como con otros recursos naturales, que el dinero, el expertise y el desarrollo se vaya exclusivamente para unos cuantos.

El Estado podría aprovecharlo como un motor de desarrollo, pero tal parece que le queda muy grande el futuro… ¿Se imaginan un boom tan fuerte como el de la India pero con la diferencia de que aquí se podría ir más allá de ser un ensamblador y hacer de México un creador de tecnologías?

Es curioso que el presidente López Obrador ignore el potencial de esto, porque incluso le daría la razón a su retórica de fortalecer el mercado interno. Y podría darse de una forma que nunca se ha ejecutado con éxito: a través del desarrollo de industrias tecnológicas.

¿Es un sueño guajiro que el Estado dé condiciones para generar infraestructura tecnológica para enfrentar los cambios del siglo XXI? ¿Parece un sueño que México pueda ser punta de lanza en la creación de autos eléctricos, baterías de alta capacidad y captación de energías limpias?

O vámonos por la grande ¿Es imposible crear un mexican Silicon Valley?

Actualmente, el Gobierno piensa tener sus propias paraestatales para muchas cosas, por ejemplo, para proveer de internet usando la fibra óptica de CFE (que no sabemos cuándo, pero la idea está). Quizá que el Estado controle la industria del litio podría no ser la mejor idea, pero quizá aplicando modelos de colaboración con particulares, se puede llegar más allá de la simple extracción de recursos.

En serio, imagínense que se desarrollan universidades y centros de trabajo en torno al litio y su uso, o que con el desarrollo de esa industria se nutra a otras áreas de investigación, ciencias y tecnologías. Le podemos romper la madre (perdonen el francés) a quien sea y convertirnos en potencia por el hecho de llegar y aprovecharlo antes que nadie por la ventaja que supone ya tener tanto litio y tanta energía solar. Y eso sí daría prosperidad de la buena, porque generaría trabajos, conocimiento y por ende desarrollo.

¿Y por qué no pensar en un plan que vaya más allá de un sexenio y de un par de décadas? El petróleo y el carbón no desaparecerán, ÑO, pero perderán terreno ante energías limpias y renovables, y este momento es decisivo. ¿Se quiere invertir en tecnologías fósiles que perderán su fuerza en el mercado global o queremos ver hacia el futuro?

AMLO no quiere eso, por desgracia, porque es romperle la madre a su ego y a su retrógrada construcción político-histórica.

¿Por qué no es posible considerar crear un plan que vaya más allá del gobierno de AMLO y se piensa en la investigación y el desarrollo de tecnologías en torno al litio y las energías limpias? Porque eso significaría un fracaso en la visión gloriosa del presidente, una visión que parece irse quedando atrás como con los tiempos de Luis Echeverría.

No es por el gasto, como dice el presidente, es porque el gobierno no tendría algo que mostrar al final del mandato. Lo que quieren son obras megalíticas, echas con las patas, pero visibles. Pensar de aquí a 30 años o más va en contra del sistema retrógrada del cual el presidente es parte.

Soñar con un nuevo auge petrolero casi 50 años años después y en vista de las tecnologías emergentes parece una farsa, o pero, un juego de poder, un juego muy peligroso para mostrar que el gobierno puede ir a contracorriente del desarrollo global.

Que el presidente rechace la opinión de Víctor Manuel Toledo, titular de la Semarnat es un retroceso y una falta de criterio. México ya es el país con más reservas de litio en el mundo y aunque no lo vea el mandatario, esa oportunidad sería el parteaguas para que ahora sí, habláramos de un gobierno verdaderamente transformador.